Circuitos Cortos de Intercambio y Comercialización
Existen modelos de comercialización de circuitos cortos que pueden establecer diversidad de espacios de
encuentro, intercambio y acuerdos de comercialización para promover el consumo local de alimentos
agroecológicos cultivados en cada región, en este caso el Centro y Montaña de Guerrero. En estos espacios
además de procurar las buenas prácticas para mejorar la calidad de vida, se tejen nuevos procesos
organizativos afines a la ESS afines a las formas de convivir y tomar decisiones de las comunidades.
Pues al hablar de comunidades nos referimos a Oxtoyahualco, Pantitlán, Topiltepec, Acatlán, Lodo Grande,
Zitlala y Mexcaltepec II, quienes han trabajado en el fortalecimiento de los procesos productivos, la
transición hacia la agroecología y ESS, mediante la valoración de formas organizativas que les permita
apropiarse de un proyecto autónomo.


Durante el diseño de los posibles canales de comercialización para la red, se evaluaron propuestas de
distribución desde las Cadenas Cortas hasta los circuitos cortos. Los cuales han sido definidos por el
Ministerio de Agricultura de Francia como una forma de comercialización de los productos agrícolas basada en
la venta directa del productor al consumidor o en la venta indirecta, siempre que no involucre más de un
intermediario entre el agricultor y el consumidor”. Una idea muy similar a la del informe de Encadenamientos
Productivos y Circuitos Cortos de la CEPAL que le atribuye dimensiones: espaciales, funcionales, de
interconexión entre los actores y económicas.
Estos circuitos también forman parte de los sistemas de “cadenas productivas” integradas por actores que se
interrelacionan por una sucesión de operaciones de producción, transformación, comercialización y consumo de
un producto o grupo de productos en un entorno determinado como argumenta CICDA.
Históricamente se ha hablado de estas estructuras como las formas que tienen mayor afinidad a las
iniciativas que valoran la cercanía entre actores y apuestan por otra economía como la Economía Social y
Solidaria. Pues se distinguen por promover la proximidad geográfica, la cercanía social y cultural y
procurar la horizontalidad entre participantes para una locución más coordinada.
Encontrando entre estas formas ejemplos de grupos de consumidores, cooperativas de consumo, mercados de
productores y alternativas de distribución organizadas para contraponerse a la hegemonía de las grandes
cadenas, como lo menciona Fonte en 2014.
Estas estructuras motivaron al grupo de investigación a elaborar un diseño colaborativo que permitiera crear
un modelo de distribución y encuentro a la medida, para atender las necesidades de comercialización e
intercambio de los integrantes de la red. De este modo, en las sesiones de trabajo se propiciaron ejercicios
para la reflexión de los diversos tipos de CCC que han funcionado en contextos y giros similares, evaluando
sus ventajas y riesgos, para posteriormente seleccionar lo mejor de cada uno, y decidir el momento oportuno
de arranque a partir de las capacidades de la red.

Durante este diseño se retomaron propuestas de tianguis itinerantes, espacios de encuentro por comunidad,
espacios de comercialización que tomaran como centro de acopio y distribución el centro de Chilapa, así como
otros circuitos que retoman el uso de plataformas digitales como medio de comunicación y distribución.
Más tarde, se llevaron a cabo sesiones de trabajo, en las que se discutieron los ejemplos seleccionados
previamente, se incorporaron las experiencias de los productores, y propusieron cuatro opciones viables para
los integrantes de la red. Finalmente, se decidió partir del tianguis itinerante como una iniciativa a corto
plazo. Encontrando entre sus fortalezas la participación de los productores de la región, la variedad de
productos que se podrían ofertar, las alianzas estratégicas con otros actores como investigadores,
especialistas y gobierno y una oportunidad de propiciar asesorías y capacitación constante.

Este modelo a su vez, representa una oportunidad de dar a conocer los productos de la red en las comunidades
que participan, trabajar en equipo para participar en apoyos gubernamentales, impulsar la creación de redes
colaborativas y generar una cultura de consumo más empática por los alimentos saludables desde sus hogares y
comunidades.
Aun cuando a la par se diseñaron otros modelos de intercambio y comercialización afines a los intereses,
distribución de tareas y retos del entorno desde la visión de la Economía Social y Solidaria, que permitan
acudir a otros eventos o interactuar con movimientos afines a la soberanía alimenticia, el trabajo inicial
se ha centrado en cuidar la producción para el autoconsumo y posteriormente hablar del manejo de excedentes
en espacios de intercambio, distribución y consumo, bajo lógicas más justas.
